«Paola dice que “el libro te quita de Internet y de otros juegos”. Escucha con su compañera Almudena (ambas, 10 años) lo que los adultos dicen sobre lo que ha hecho con sus vidas la pasión de leer. Dice Almudena: “Me dejan una sensación de huella en el corazón”. Ella ahora está leyendo Criadas y señoras (Kathryn Stockett), “que trata de la igualdad de las personas”.
Así empieza el artículo de Juan Cruz, que habla de libros, de lectoras de una biblioteca pública del barrio de Vallecas, de su experiencia, «a Sacramento le alivian de la soledad, “son la vida entera”. Empezó con El misterio de la cripta embrujada, de Eduardo Mendoza. “Siempre tengo dos o tres abiertos”. Y no es evasión, “es vivir en otros mundos”. Dice: “Nunca es tarde para leer”. A Elisa la evaden. “Saco ratos del trabajo y leo según me lo manda el ánimo”. Tiene en la memoria Los renglones torcidos de Dios, de Torcuato Luca de Tena. Sacramento tercia con La montaña mágica, de Thomas Mann. “Duro, pero me fue atrapando. Leer te aleja de la ignorancia. Leer, leer es cultura. Es educación, y la tienes que mamar en casa”.
Carmen García-Rico, la directora, afirma «Sí, una biblioteca es como una playa de libros. No es solo lectura, es compañía».
Carolina que trabaja con los que leen en voz alta dice «Una biblioteca no es un depósito de libros, sino de vida».
Juan Cruz cierra su artículo con una preciosa frase «La felicidad de leer se resume en los ojos que vimos».
Artículo «Los libros son huellas en el corazón»